A veces me pregunto cómo mis amigos y mi novio pueden soportar mis actitudes, mis hábitos extraños o mis explosivos cambios de humor. No diré que no han habido problemas porque no es del todo cierto y aseguraré que con unos tuve más que con otros.
Lo que más me gusta de ellos es que a pesar de todo eso, han sabido estar ahí mientras otros se limitaron a estar al margen de mi alcance. Me encantaría poder hablar un poco de cada uno, ya que a medida que vaya escribiendo les iré mencionando. La mayoría de ellos les conozco desde hace ya sus años y eso que no era una persona muy sociable, que digamos.
Miriam es una persona muy serena aunque algo nerviosa. Me encanta porque no es orgullosa y porque a pesar de que no nos veamos mucho siempre sé que puedo contar con ella. Estaba en un grupo de amigas pero nunca llegué a interactuar con ella hasta que nos pusieron juntas en un trabajo y pudimos intercambiar conversaciones que, al cabo de unos días, se fueron haciendo cada vez más divertidas.
A Sara la conocí cuando fui a hacer parkour por primera vez hará ya unos 4 años. Fue la primera persona del grupo con la que conseguí hablar, aunque con algo de timidez. Perdimos contacto hace un año pero volvimos a retomarlo y últimamente hemos estado saliendo. Me encanta porque es muy divertida, es una persona a la que se le pueden confiar muchas cosas y que siempre consigue sacarte una sonrisa.
A Bárbara prácticamente la conozco desde siempre. Ambas estábamos de acuerdo en que la comida del comedor del colegio era asquerosa, así que tan solo el estar de acuerdo en eso nos unió. También perdí contacto con ella porque había cambiado de instituto y cada una estaba iniciando una nueva vida, pero hemos vuelto a contactar desde hace ya años y no sé qué haría si no la tuviera conmigo. Es la más divertida en las fiestas y lo que me encanta es que siempre causa algún disparate sin quererlo.
A Samuel le conocí más o menos en el mismo tiempo que a Bárbara y también por el mismo motivo. Solíamos jugar juntos durante horas y siempre me reía de sus comentarios graciosos. A veces es un poco pesado pero aún así es un amigo muy especial. Confío en él en todo momento y nos damos los mejores consejos en cada circunstancia.
Por último, mi novio Aron se ha convertido también en una persona muy importante. No sólo es mi novio sino también uno de mis mejores amigos, con quien puedo hablar de todo, reírme y con quien puedo contar en todo momento. Está en la misma carrera que yo, así que nos vemos a menudo y, a pesar de nuestros problemas, siempre hemos sabido llevar la relación. Le quiero un montón.
viernes, 19 de julio de 2013
El Océano de Aguas Negras
Todos tenemos un mundo. Un mundo en el que refugiarnos y sentirnos a salvo ante cualquier amenaza que nos supone el que tenemos presente. Un día somos épicos héroes que luchan contra dragones y abominables bestias. Otro día somos personas con grandiosos poderes con los cuales podríamos salvar el mundo en un abrir y cerrar de ojos, o en otras ocasiones vivir aventuras en un lugar diferente más allá de la imaginación humana.
Somos los héroes de nuestra perspectiva acerca de este mundo, aventureros sin fronteras ni obstáculo alguno. ¿Pero hasta dónde es capaz de llegar esa imaginación? ¿Nos absorbemos en él de tal forma que puede tenernos completamente ciegos? ¿Quizás estemos sobrepasando el límite que separa la cordura de la locura? El mundo es un lugar peligroso, pero lo es más cuando no sabes en cuál de ellos estás. Y es ahí cuando la esquizofrenia te sumerge en lo más profundo de sus mares de agua negra y toma posesión de tu cuerpo; tu alma, tus amigos, tu pareja, tu familia, tu forma de vida y tu trabajo; convirtiéndote en un ser que deambula entre lo desconocido y con la mirada vacía.
Ese mundo en el que me escondo se llama Duurmia; de extensos bosques, niebla casi permanente y extraños paisajes pero a la vez intrigantes. No quiero entrar de momento en detalle acerca de cómo es ese lugar tan especial en el que me llevo refugiando desde los 6 años, esperando y creyendo con todas mis fuerzas que algún día fuera real. Primero empezó por el simple deseo de querer escapar de la realidad a la que me sentía obligada a vivir, llena de monotonía y carente de sentido alguno. Luego se convierte en una necesidad, y por último, en una realidad.
Dicen que para todo hay un remedio pero ¿habrá alguno para mí? Yo no soy como los demás a pesar de que la gente diga lo contrario. Siempre he sido diferente o me he sentido como tal, debido a cómo me trataban desde el colegio y a partir de ahí es algo que supe que conviviría conmigo de por vida.
Muchas veces me he preguntado si existirá alguien como yo en este extraño mundo. Por eso he creado este espacio en el que compartir mis experiencias y mi convivencia con esta enfermedad, ya que me ha costado encontrar experiencias cercanas a las mías que hayan podido orientarme un poco. Espero que aquellos que se sientan como yo sepan que no están solos en este océano de aguas negras al que yo llamo "esquizofrenia paranoide".
Somos los héroes de nuestra perspectiva acerca de este mundo, aventureros sin fronteras ni obstáculo alguno. ¿Pero hasta dónde es capaz de llegar esa imaginación? ¿Nos absorbemos en él de tal forma que puede tenernos completamente ciegos? ¿Quizás estemos sobrepasando el límite que separa la cordura de la locura? El mundo es un lugar peligroso, pero lo es más cuando no sabes en cuál de ellos estás. Y es ahí cuando la esquizofrenia te sumerge en lo más profundo de sus mares de agua negra y toma posesión de tu cuerpo; tu alma, tus amigos, tu pareja, tu familia, tu forma de vida y tu trabajo; convirtiéndote en un ser que deambula entre lo desconocido y con la mirada vacía.
Ese mundo en el que me escondo se llama Duurmia; de extensos bosques, niebla casi permanente y extraños paisajes pero a la vez intrigantes. No quiero entrar de momento en detalle acerca de cómo es ese lugar tan especial en el que me llevo refugiando desde los 6 años, esperando y creyendo con todas mis fuerzas que algún día fuera real. Primero empezó por el simple deseo de querer escapar de la realidad a la que me sentía obligada a vivir, llena de monotonía y carente de sentido alguno. Luego se convierte en una necesidad, y por último, en una realidad.
Dicen que para todo hay un remedio pero ¿habrá alguno para mí? Yo no soy como los demás a pesar de que la gente diga lo contrario. Siempre he sido diferente o me he sentido como tal, debido a cómo me trataban desde el colegio y a partir de ahí es algo que supe que conviviría conmigo de por vida.
Muchas veces me he preguntado si existirá alguien como yo en este extraño mundo. Por eso he creado este espacio en el que compartir mis experiencias y mi convivencia con esta enfermedad, ya que me ha costado encontrar experiencias cercanas a las mías que hayan podido orientarme un poco. Espero que aquellos que se sientan como yo sepan que no están solos en este océano de aguas negras al que yo llamo "esquizofrenia paranoide".
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