jueves, 5 de septiembre de 2013

Cuando los demás lo saben...

Resulta curioso la de vueltas que da la cabeza a la hora de tratar a la esquizofrenia como "una enfermedad más". A veces nosotros mismos somos quienes le ponemos más trabas al asunto cuando en verdad la realidad es otra completamente opuesta a lo que llegamos a plantearnos.

Contar que eres esquizofrénico ante los demás supone una responsabilidad muy grande, ya que está en juego la imagen que tendrás el día de mañana y por eso muchas personas sufren esta enfermedad en silencio o con la necesidad de explotar y recibir ayuda. En mi caso, me sentía mal ocultándole esta información a mis amigos porque para mí suponía desconfianza en ellos y porque quizás podrían ayudarme de una forma distinta a la que hace el psiquiatra.

No fue nada fácil mirarles a la cara y decirles "tengo esquizofrenia", en alguna que otra ocasión rompí a llorar debido a la presión o al miedo de poder perderles. Para mi sorpresa, he recibido respuestas como "ya nos lo imaginábamos", abrazos, consejos, muchas preguntas e incluso me han dicho algún que otro "¡qué guay, Ale!". Pensé que su comunicación conmigo iba a ser mucho más fría pero han sido muy positivos con el tema, lo cuál hace que me sienta más orgullosa de ellos porque no es algo que pasa con cualquiera.

Cómo engaña la mente... yo imaginando una cosa y luego sucedió otra completamente opuesta. No digo que pueda haber rechazo por parte de terceras personas pero por eso antes de contar nada tienes que conocer muy bien cómo es la otra persona. Incluso en mi clase se dieron cuenta unos amigos que hice recientemente, siguen tratándome igual que cuando les conocí o mejor aún. Los únicos que no lo saben son mis padres porque mi padre no sería capaz de aceptarlo y mi madre podría frenar mi objetivo de ir a Alemania. Aunque esas puede que no sean las respuestas, no pienso arriesgar y contarles nada.

En ningún momento me arrepentí de contar que tengo esquizofrenia, ya que me ha servido para aceptarla como una enfermedad como otra cualquiera y a aceptarme un poco más a mí misma. Si les demuestras que aunque estés enfermo sigues siendo el mismo y que no tienen nada que temer no tienen por qué rechazarte. Esto también puede ayudarles a tener información de la enfermedad y a darse cuenta de que no todos los que la padecen son extraños o asesinos. Animo a todos los esquizofrénicos que lo intenten al menos con sus mejores amigos porque es increíble el peso que te quitas de encima y lo bien que te sientes.

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