jueves, 24 de octubre de 2013

Nubes grises y una taza de té

Si hay una de las mil cosas que más odio de esta repugnante isla es el insufrible calor que hace a diario estés en la estación que estés. Estamos cerca de noviembre y aún así seguimos con 30 grados, cosa que para mí es insoportable.

Siempre me ha encantado la lluvia, los días nublados, el frío... para mí supone una gran tranquilidad y hace que estudie a gusto. Con calor no tengo ganas de nada y llego a casa sudando, ajetreada y con mal humor.

Echo de menos aquellas tardes estudiando en casa mientras llovía, abrigada con una manta y tomando una taza de té caliente. O mirar por la ventana cómo la lluvia limpia la ciudad e inunda las calles con su melodía. El calor hace que me deprima y no quiera salir de casa.

Es tanta la calma que me da un cielo nublado que a veces lo considero una terapia para mi tormento emocional. Me dan más ganas de salir, estoy de buen humor e incluso me motiva mucho para estudiar.

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