Suena mal que de entrada ponga ese título, e incluso en parte me duele calificarlo así pero me propuse escribir todo lo que sentía, así que eso es lo que pienso hacer de ahora en adelante.
Vivo en Tenerife, un lugar que medio mundo ni sabe que existe. Siempre me ha dado vergüenza decir que provengo de un lugar donde puebla el retraso moral, la soberbia, el lenguaje soez y la ignorancia por excelencia. Señoras y señores, ¡Bienvenidos a Canarias! Siempre que tengo que registrarme en alguna página, pongo que provengo de Rusia, Alemania u otro país.
Jamás me he sentido encajada aquí. No siento orgullo hacia este lugar, lo repudio con toda mi alma. Encima fui a parar a una de las peores zonas de esta infernal isla, la cual no nombraré, no merece ningún protagonismo. Cada día sueño con escapar de aquí, cierro los ojos y despierto en otros lugares donde el sol brilla sin quemarte, donde la gente te tiende la mano en vez de escupirte, donde todo se hace realidad. Despertar de ahí para parar a este lugar me supone una profunda depresión, es como una jaula y me hace pensar que jamás saldré de aquí, que mi vida se limita a vivir encerrada en esta isla en medio de ese asqueroso charco al que se le conoce como Océano Atlántico.
El año que viene pienso irme a continuar mis estudios en Alemania. Estar aquí me deprime porque aparte de que no me gusta me siento encerrada. Este lugar no es para mí, quiero salir y conocer gente nueva, vivir experiencias que aquí no se pueden tener, quiero estudiar en una buena universidad y no en una donde los profes dan las clases leyendo un powerpoint.
Mi padre prácticamente se ha desentendido de mí y mi madre se preocupa demasiado. Mi padre sólo me habla para echarme broncas por cosas meramente estúpidas o me llama porque se le marca mi número en el móvil por accidente. Personalmente, dejé de tener padre a los 9 años. Mi madre tampoco le aguanta y quiere divorciarse pero no tiene la suficiente iniciativa de hacerlo. Es por eso por lo que tengo tantas ganas de irme a Alemania, porque ellos llevan así incluso antes de que yo naciera y sé que el día de mañana no van a hacer nada. Es un cúmulo tan grande que ya no puedo soportarlo, casi no podemos mirarnos a la cara, nos contestamos mal y hay mucha tensión.
Me siento atrapada en dos jaulas, las cuales se llaman "Tenerife" y mi "familia" y mi llave es "Alemania". Mi madre tiene demasiado miedo de que me vaya yo sola. Entiendo que tenga miedo pero algún día tengo que salir de aquí y ella aún no puede entenderlo. No comprende que estas situaciones me obligan a abandonar este lugar. No estoy bien, tengo depresiones constantes y cada vez estoy yendo a peor. Siempre que me habla del tema es para decirme cosas malas, en vez de ayudarme o apoyar mi idea, que aunque diga que me apoya, tampoco es que lo demuestre mucho.
Sé que hay familias y lugares mucho peores que el mío, pero eso no quita que lo esté pasando mal. Cada día lucho con más fuerza para poder iniciar una nueva vida y pienso seguir así hasta poder conseguirlo.
Arthur Schopenhauer, en su ensayo On the Suffering of the World, articula su posición como sigue:
ResponderEliminar"Si el acto de la procreación no fuera acompañado de deseo y sentimientos de placer y se basara en la base de consideraciones puramente racionales, ¿existiría la raza humana hoy? Tendríamos compasión por las siguientes generaciones como para preferir ahorrarles la carga de la existencia o al menos para no dejar sobre ellos esta carga a sangre fría"