domingo, 29 de marzo de 2015

Tabaco, Cervezas y Metal

Por si no lo había contado antes, cuando mi novio se fue de nuevo a Alemania después de una visita que me hizo entre finales de julio y principios de agosto, desarrollé tal ansiedad en el aeropuerto, que no se me ocurrió otra cosa que probar el tabaco, ya que he oído de mucha gente que eso relaja un montón. Sé que no es la mejor manera para calmar tal sensación pero estando a las 5 de la mañana en un aeropuerto y sin medicación a mi disposición, decidí recurrir a un paquete de Marlboro.

Aspiraba el humo de cada cigarrillo como si se tratara del alma de un ángel penetrando por mi cuerpo. Mi materia gris burbujeaba y la sensación de paz era tan grande, que casi podía dormirme en el asiento de atrás del autobús y cómo el venenoso humo violaba el interior de mi boca.

Tras esto, simpaticé más con un amigo con el que frecuentaba en la facultad para hacer trabajos de clase y más chorradas. Pensé que nuestro contacto iba a quedarse únicamente en hacer informes, diagramas y todas esas cosas que te llevan un buen rato prepararlas y sólo cuenta con un 20% de la nota. En fin, no voy a enrollarme más, resulta que este chico y yo decidimos quedar a menudo en verano para irnos a tomar alguna cerveza al Barbas Bar (un bar muy conocido en Tenerife y el cual recomiendo) y charlar. Nos llevábamos bastante bien, así que no veía motivos para no quedar y pasar un buen rato después de poco más de un año sin vernos.

Uno de esos días, a mediados de septiembre, me incitó a conocer a sus amigos porque según él nos llevaríamos bien al tener los mismos gustos en cuanto a música (derivados del metal) y videojuegos. Al principio estaba bastante nerviosa y se lo había negado un par de veces, no porque no quisiera conocerles, sino porque estaba en una temporada en la que no podía ni mirar a la gente a la cara. Un días de estos que fuimos al Barbas, aparecieron unos amigos suyos sin que él lo supiera y ahí no tuve más remedio que salir de mi cáscara. Después de un par de cervezas y unos cuantos cigarrillos, obtuve la suficiente soltura como para hablar con una de sus amigas y lo pasé tan bien, que incluso le propuse repetir al día siguiente.

Esto es sólo el comienzo de una serie de cambios que han repercutido en mi vida poco después.

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