sábado, 14 de diciembre de 2013

El fruto de los celos y la inseguridad

A veces siento vergüenza hacia mí misma, tanta que desearía darme de cabezazos contra la pared por culpa de mis estupideces mientras me digo "Idiota, idiota y más que idiota". No sé cómo hay gente que puede perdonar o tolerar mis actitudes y, mucho menos, comprenderlas en algunos casos. Sinceramente, yo no soportaría estar con alguien como yo.

En mi tercer año de carrera, que fue cuando enfermé de esquizofrenia paranoide, evitaba las compañías. Sentía un gran asco y desprecio a mis compañeros (todos me parecían unos críos que se creen guays por copiarse los programas entre ellos), me sentaba lo más lejos posible de las aglomeraciones, deambulaba sola una hora tras otra por la facultad buscando señales de rivalidad en cada uno de los gestos que hacían, fantaseando una y otra vez con escapar de aquella rutina, estudiando aislada en la biblioteca. Mi novio y yo estábamos en turnos diferentes, por lo que sólo podíamos vernos en cambios de hora. Ver que había conocido a chicas (más divertidas y con mejor cuerpo que yo) hacía que me hirviera la sangre, desconfiara de todo y vigilara todos los gestos y palabras.

Mientras he estado con el tratamiento, me di cuenta de que todo era miedo y paranoia. Resultó ser que una chica, a la que tenía muy vigilada, tenía novio (afortunadamente no se parecía nada al mío) y cada vez que me ve se porta muy bien conmigo. Cada vez que recuerdo lo estúpida que fue mi conducta, me da tanta vergüenza que a veces me tapo la cara. Ojalá pudiera tener el valor de acercarme y pedirle perdón, que ella no tenía que pagar por las infidelidades que me hicieron otras parejas. Yo si fuera ella, sería incapaz de perdonar a alguien que me hiciera eso.

También este año he conocido a dos amigos nuevos, a los cuales les he cogido mucho cariño y me demuestran su aprecio. Siento vergüenza por haberme estado alejando todo este tiempo de gente como ellos, juzgando a partir de malas experiencias o los delirios que rondan por mi cabeza.

He sido una cobarde y he estado amargándome por no aceptar el pasado. Nadie merece pagar los platos que rompieron mis anteriores amistades y ex parejas, nadie. Aún no tengo el suficiente valor para hacerlo. Pido perdón, de verdad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Después de un Mes

Faltan pocos días para que se cumpla un mes desde la despedida de Aron. Parece que no pero han pasado un montón de cosas durante este tiempo, lo que a ratos me hace temer qué cosas podrán suceder a lo largo de estos eternos 9 meses sin él.

Dicen que las personas con trastorno borderline nos vemos más afectadas con la pérdida de alguien al que queremos por temor al abandono y al sentimiento de vacío. Sinceramente, me he sentido así antes y durante la despedida, ahora lo que me persigue es una gran desesperanza y una enorme despreocupación por las cosas que antes me importaban más que nada.

Pensé que esa misma noche, aquel fatídico Halloween estaría llorando, abrazando la almohada y maldiciendo a un Dios que parece odiarme desde que nací. Pensé que sentiría tanta agonía, tanta ira y tanto dolor como nunca había sentido. Pero no fue así, creo que había llorado tanto y sentido tantas cosas horribles durante estos dos meses que ya no me quedaba nada más que sacar a la luz.

Desde que Aron me soltó la mano para a lo mejor no volvérmela a agarrar, Samuel me llamó preguntándome por cómo fueron las cosas e intentando que pensara en otro tema, lo que en mi caso es muy difícil, ya que cuando se me mete algo en la cabeza no hay manera de que salga. Esa misma noche pude llegar a casa sana y salva aunque como si se hubiera muerto alguien y con poco sentido del humor. Mi hermana también hacía lo mínimo para conseguir que saque una sonrisa, pusimos una película de miedo (La Posesión), que era ridiculísima pero logré reírme un poco viendo cómo mi hermana brincaba en el sofá por los sustos de la película.

Durante este mes, he estado apoyándome mucho en mis amigos pero no para hablar del tema, ya que sigue costándome contarlo sin que me tiemble la voz. Nos íbamos a dar un paseo los fines de semana o a ver tiendas (una de mis mayores terapias), pero la intención era tener la cabeza bien ocupada y aprovechar lo que me queda de tiempo aquí con mis amigos. He logrado reírme, querer salir de casa y pensar en otras cosas. De no haber sido por ellos, que estuvieron a mi lado desde que ocurrió todo, ahora estaría muchísimo peor. Samuel está acompañándome todos los viernes a mis clases de Estadística y Computabilidad para hacerme compañía y luego dar un paseo. Sinceramente agradezco mucho lo que está haciendo, está entregándose a ayudarme más de lo que imaginaba y eso que le conozco desde que tenía 8 años.

Respecto a cómo me van las clases, pues no sabría qué decir. Desde que se fue Aron estoy un poco más indiferente, ya las notas no me alarman y si no entrego una práctica no me siento tan culpable y miserable como antes. Intento tenerlo todo al día y hacerlo todo lo mejor posible pero sin actuar como si la vida me fuera en ello. Estoy aprovechando las horas de clase para estudiar por mi cuenta, ya que me resulta más rentable estar una hora practicando que mirando al profesor. Lo lamento mucho por las clases, pero es que ando escasa de tiempo y no tengo ninguna gana de verme con prisas en enero ni estudiando en Fin de Año como he hecho últimamente. Pero he conseguido llevar casi todas las asignaturas al día y estoy teniendo expectativas ni tan buenas ni tan malas, me basta con poder llevarlo sin que me resulte un martirio.

Realmente, este mes he sentido de todo: ira, tristeza, desesperanza, vacío, agonía, rencor, melancolía... Aunque Aron no tenga culpa de ello, no resta que esté enfadada con él por el dolor que estoy pasando pudiendo estar mejor. Pero lo único que me viene rentable hacer ahora para que la depresión no me coma viva: mantener la cabeza bien ocupada.

lunes, 4 de noviembre de 2013

La Despedida

Ya ocurrió. Hacen casi 13 horas que me despedí de Aron y ni siquiera sé si será un "hasta luego" o un "adiós". Si ya resulta duro verlo desde un segundo plano pues vivirlo uno mismo es muy doloroso.

Ayer nos vimos nada más terminar las clases, fui hasta su casa porque también quise despedirme de su familia y porque en La Laguna llovía bastante para ir a dar un paseo. Nos tumbamos un buen rato en la cama y estuvimos abrazados y besándonos. A ratos lloraba entre sus brazos porque se me hacía inevitable el pensar que posiblemente ya no nos volvamos a ver y sentirme separada de aquellos brazos y su cariño. Por una parte estaba deseando que el tiempo se detuviera y por otra estaba deseando que avanzara para irme lo antes posible de aquel percance y no sufrir tanto.

Veía cómo tenía toda la casa limpia y recogida. En más de una ocasión hasta llegué a preguntarle si todo era un sueño o una alucinación mía pero resultó ser producto de esta cruel realidad que la risperidona me obliga a vivir. No pude ni mirar cómo entregaba algunas de sus cosas a su vecina, ni siquiera la tienda de campaña a la que solíamos recurrir muy a menudo. Podré soportar muchas cosas, pero supe que eso no podría aguantarlo, así que decidí quedarme en su habitación y desahogarme llorando.

Su madre se despidió de mí con un cálido abrazo y diciéndome que nos veremos pronto. Sinceramente,  tiene más esperanzas que yo. El rato que Aron y yo estuvimos en la parada fue largo y doloroso, rezaba para que la guagua nunca llegara mientras lloraba y besaba a Aron. Le abrazaba tan fuerte que hasta clavaba mis uñas en su espalda y le acariciaba quedándome con cada centímetro de sus hombros, sus brazos y su espalda. Cuando llegó ni siquiera quise mirarle, no quise ver cómo se alejaba cada vez más mientras yo me deshacía en el asiento de atrás.

Jamás pensé que podría ser tan doloroso ver cómo alguien a quien quieres mucho, alguien que ha sido tu apoyo durante más de un año desaparezca y que ni siquiera seas capaz de saber qué pasará más adelante. A menudo fantaseo con que llegue a mí mi "yo" del futuro y me diga qué es lo que ocurrirá, que me pusiera la mano en mi hombro y me dijera "tranquila, vas a aprobar el examen y conseguirás ir a Alemania para estar con él, no te preocupes" pero nunca vendrá.

Aprobar el examen, ir a Alemania, vivir con él... son demasiadas cosas buenas que vienen seguidas. O será que no estoy acostumbrada a que me sucedan tantas cosas buenas juntas o será que algo malo va a pasar. Dicen que después de la tormenta llega la calma pero ¿seguirá la tormenta o se detendrá alguna vez? ¿Volveremos a vernos? ¿Ganará el amor o la distancia? ¿Conseguiré vivir en Alemania o tendré que quedarme aquí? Todavía quedan muchas preguntas por responder...

jueves, 24 de octubre de 2013

Nubes grises y una taza de té

Si hay una de las mil cosas que más odio de esta repugnante isla es el insufrible calor que hace a diario estés en la estación que estés. Estamos cerca de noviembre y aún así seguimos con 30 grados, cosa que para mí es insoportable.

Siempre me ha encantado la lluvia, los días nublados, el frío... para mí supone una gran tranquilidad y hace que estudie a gusto. Con calor no tengo ganas de nada y llego a casa sudando, ajetreada y con mal humor.

Echo de menos aquellas tardes estudiando en casa mientras llovía, abrigada con una manta y tomando una taza de té caliente. O mirar por la ventana cómo la lluvia limpia la ciudad e inunda las calles con su melodía. El calor hace que me deprima y no quiera salir de casa.

Es tanta la calma que me da un cielo nublado que a veces lo considero una terapia para mi tormento emocional. Me dan más ganas de salir, estoy de buen humor e incluso me motiva mucho para estudiar.

sábado, 19 de octubre de 2013

Cayendo

¿A veces no os ha pasado que cuando pensabais que las cosas estaban completamente controladas por un momento ves cómo se empiezan a escapar mientras aún te preguntas cómo ha sido posible? Pues es algo que me está pasando mucho estos días, y ya no sólo por el tema de la infinidad de trabajos que tengo, sino por mi propia cordura.

No hace mucho volví a tener alguna alucinación en la que veía animales o plantas creciendo en medio del suelo de la facultad.Están viniéndome pensamientos de gente que está deseándome el mal o de que no importo absolutamente nada. Lo peor es que ni siquiera sé si es verdad, sólo sé que hace poco no me pasaba eso. A esto se le suma la presión emocional que supone la separación que habrá entre mi novio y yo, todo lo que está pesando esto para mí y no dejo de sentirme completamente sola en esto aunque piense que no es así.

Me despierto con una presión en el pecho y respiro profundamente para que desaparezca, pero no hace más que continuar hasta que acaba logrando que me hunda en mis lágrimas. Estoy volviendo a ver sombras, como cuando empecé a caer en la esquizofrenia. Son sombras que vienen y al poco rato se van. A veces tengo la sensación de que no estoy sola o que hay algo que está esperando hacerme daño.

viernes, 11 de octubre de 2013

Octubre Borderline

Lo dicho, no puedo más con este mes. Parece ser que este octubre está resultando más Borderline de lo que imaginé que llegaría a ser. No sólo por el tema de que no llueve absolutamente nada y llego a clase muerta de calor o llevando una innecesaria chaqueta, sino también la cantidad de trabajos que tengo y acontecimientos que están trastornando mi día a día.

Literalmente, no tengo tiempo ni para comer en mi casa. La mayoría de los días entro a clase de 9:30 a 19:00. Parece ser jque a algún gracioso de la dirección de la facultad se le ha ocurrido la genial idea de ponerme tanto en el turno de tarde como de mañana todos los días. Al principio no me parecía para tanto e incluso podía llevarlo medianamente bien y tenía tiempo para descansar. Todo cambió cuando empezó este asqueroso mes, el cual no quiero ni mencionarlo una vez más, y a los profes les dio por mandarnos los trabajos más complicados posibles con sólo una semana disponible para entregarlos.

Tengo trabajos de Bases de Datos, de Inteligencia Artificial y Computabilidad y no son cosas que hagas en unas 4 horas delante del PC y luego te vas tan tranquilo. Ya me cuesta encontrar hueco para comer en mi casa (estoy haciendo millonarios a los de la cafetería de la facultad) y encima tengo que ponerme a hacer trabajos costosos que cuentan un 20% como mucho. Quiero buscar algún hueco para poder programar algo porque estoy bastante verde en el tema (cosa que sólo saben unos pocos) y me resulta IMPOSIBLE.

También está el tema de que me estoy volviendo muy poco sociable, incluso me da ansiedad al ver a un montón de gente o el oír ruidos que hacen otras personas. Hablo con mis amigos por el Whatsapp  porque me siento desesperada y sola todos los días pero ellos me responden justo cuando no puedo atenderles.

Tengo miedo de que todo esto afecte a mi enfermedad, estoy recuperándome pero me siento muy vulnerable ante todo esto. He tenido ansiedad estos días y eso que el mes acaba de empezar. A esto se le suma que mi novio se irá a finales de mes.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El poder de la meditación

No soy de esas personas que sean fanáticas de temas relacionados con el mundo hippie, el yoga, las rastas y los porros pero reconozco que en algún momento viene bien dejar los prejuicios y probar experiencias nuevas para saber si nos gustan o nos sientan bien.

Mi novio me recomendó hace poco más de una semana que hiciera meditación para calmar la ansiedad (sí, aún sigo triste porque él se va). Llevo varias noches con dificultades para dormir y creedme que vivir así no me gusta nada de nada. Decidí probarlo porque de no intentarlo podría perderme una posible solución a mi problema  aunque yo ya iba con el prejuicio de que eso es un timo, que conmigo no funcionan esas cosas y que lo que necesito es una buena camisa de fuerza.

El caso es que cerré las puertas, puse luz suave, escogí un video de you tube de meditación guiada,me puse los cascos para tener un mejor ambiente y cerré los ojos. Me dejé llevar por la voz del hombre que estaba diciéndome qué hacer y en qué pensar. Lo que me pareció curioso fue que tenía el cuerpo tan lleno de tensiones que a ratos me daba pequeñas convulsiones o espasmos, como si estuvieran haciéndome un exorcismo o algo parecido. El cuerpo se me movía involuntariamente durante aquella media hora, respiré profundamente y de nuevo a entrar en trance.

Al abrir los ojos terminé con cara de sueño y con unas ganas tremendas de acostarme pero tan relajada que cuando caminaba parecía que flotaba. Me había relajado tanto que hasta me desperté temprano (a las 6 de la mañana) y con la impresión de que estaba suficientemente descansada. Lo estoy haciendo todas las noches con el mismo video y a la misma hora y la verdad es que me va de maravilla, hasta me siento mal por haberlo juzgado antes. Estos días no he tenido ansiedad ni nada parecido y me despierto de maravilla. Recomiendo a todas las personas que tengan ansiedad que al menos lo intenten, parece una tontería pero es más útil de lo que uno cree.

Amigos que nadie puede ver

Tengo unos amigos muy extraños desde los 6 años, con quienes sigo manteniendo una estrecha amistad. A veces dudo si son de verdad o no porque aunque mis amigos reales no puedan interactuar con ellos, a menudo hacen cosas que hacen que me lo plantee con frecuencia.

Sr. 6 es un esquizofrénico hebefrénico que se pasa el día riéndose hasta de las cosas más insignificantes. Se pinta la cara como si fuera un payaso y tiene una sonrisa enorme que a veces consigue que me asuste. Le encanta la mecánica y está obsesionado con las drogas y la hipnosis, a veces consigue hacerme dormir cuando necesito calmar la ansiedad. A veces dice cosas que no tienen el menor sentido o tiene comportamientos muy raros como reírse sin ninguna razón o decir cosas sobre un tema que no tiene nada que ver.

Tiene una actitud muy burlesca y no hay nada que le guste más que el humor negro o comentarios ofensivos sobre otras personas, lo cual hace que su compañía sea de agrado cuando le hablo de alguien que odio. A pesar de eso, es un chico muy bueno, siempre está animándome o intentando sacarme alguna sonrisa.

Robin es un doble mío pero con todas aquellas cosas que tanto quiero tener. Es como yo pero tiene el pelo ondulado y largo; la piel pálida, un ojo verde y otro azul, es alta, fuerte y tiene bastante pecho.

Nunca conocí a nadie con esa perfección: es capaz de hacer cualquier cosa, hablar cualquier idioma o incluso ayudarme con los exámenes de la carrera. Es extrovertida, muy confiada en sí misma, valiente y con una paciencia de hierro. Siempre está calmándome o aconsejándome y en ningún momento deja que me enfrente sola ante cualquier dificultad.

Sean reales o no, siempre han estado conmigo, me han ayudado y siguen haciéndolo. Prefiero tener amigos que nadie ve y que me traten bien antes que cualquier persona de mierda que hay por la calle. Hemos sido grandes amigos desde siempre y pienso que eso siga así por mucho tiempo. A menudo mis amigos me dicen que tengo suerte de conocer a Robin y 6 o que les encantaría poder verles al menos, en ese sentido me siento completamente afortunada. Sean reales o no, son y han sido desde siempre unos grandes amigos.

¿Intentar es vivir?

"Gotta get up and  try and try and try"
"Gotta get up and  try and try and try"

 Estas son las palabras que suenan en mi mente cada vez que pienso en mi vida, mis sueños y todo lo que me queda por cumplir. Esta frase que me cuesta quitarme de la cabeza proviene de una canción reciente la cuál consideraba ridícula hasta que me dio por escucharla de verdad.

Nos educan desde pequeños para destinarnos a luchar. Desde aprender a hablar hasta tener un gran futuro profesional, todo nuestro camino está orientado a intentar una y otra vez y a no darnos por vencidos. Y a pesar de ello, muchas personas optan por no seguir luchando. ¿Nos han educado para luchar durante toda nuestra vida o para alcanzar algo a lo que nos llevamos preparando desde siempre?

A menudo pienso en mi vida como un duelo a vida o muerte, en los cuales si lucho me siento viva y si fracaso es como si estuviera a un paso de mi propia muerte, de ahí que me tome las cosas tan en serio. ¿Hay algún destino? ¿La vida se basa en intentar en vez de conseguir? Nos preparamos para luchar ante los inconvenientes de esta vida para llegar a un objetivo que jamás podremos ver. ¿Vivir es intentar? Todos y cada uno de nuestros objetivos: conseguir la nota más alta, pedir salir a la persona que nos gusta, cumplir nuestros sueños para luego crear otros nuevos... todos ellos son sólo insignificantes metas que nos aproximarán a otros, los cuáles también pasarán a un segundo plano. ¿Es así de insignificante nuestra vida? ¿Luchar y luchar para nunca quedar satisfechos?

Yo me paso los días luchando contra el mundo y contra mí misma para lograr mis metas. Veo a la gente pasar, gente que no tiene un norte y a menudo siento lástima por esas vidas que quedan sumidas en lo más profundo del abandono, condenadas a una eterna monotonía. Intentar es sentirte vivo, sentirte fuerte y una persona nueva. ¿Qué sería de la llama de la vida si no hay nada que la avive? ¿Es correcto vivir intentando hasta el final de nuestros días o una demostración de nuestra continua disconformidad con lo que tenemos?

Aún tengo muchas preguntas a las que responder...

jueves, 5 de septiembre de 2013

Cuando los demás lo saben...

Resulta curioso la de vueltas que da la cabeza a la hora de tratar a la esquizofrenia como "una enfermedad más". A veces nosotros mismos somos quienes le ponemos más trabas al asunto cuando en verdad la realidad es otra completamente opuesta a lo que llegamos a plantearnos.

Contar que eres esquizofrénico ante los demás supone una responsabilidad muy grande, ya que está en juego la imagen que tendrás el día de mañana y por eso muchas personas sufren esta enfermedad en silencio o con la necesidad de explotar y recibir ayuda. En mi caso, me sentía mal ocultándole esta información a mis amigos porque para mí suponía desconfianza en ellos y porque quizás podrían ayudarme de una forma distinta a la que hace el psiquiatra.

No fue nada fácil mirarles a la cara y decirles "tengo esquizofrenia", en alguna que otra ocasión rompí a llorar debido a la presión o al miedo de poder perderles. Para mi sorpresa, he recibido respuestas como "ya nos lo imaginábamos", abrazos, consejos, muchas preguntas e incluso me han dicho algún que otro "¡qué guay, Ale!". Pensé que su comunicación conmigo iba a ser mucho más fría pero han sido muy positivos con el tema, lo cuál hace que me sienta más orgullosa de ellos porque no es algo que pasa con cualquiera.

Cómo engaña la mente... yo imaginando una cosa y luego sucedió otra completamente opuesta. No digo que pueda haber rechazo por parte de terceras personas pero por eso antes de contar nada tienes que conocer muy bien cómo es la otra persona. Incluso en mi clase se dieron cuenta unos amigos que hice recientemente, siguen tratándome igual que cuando les conocí o mejor aún. Los únicos que no lo saben son mis padres porque mi padre no sería capaz de aceptarlo y mi madre podría frenar mi objetivo de ir a Alemania. Aunque esas puede que no sean las respuestas, no pienso arriesgar y contarles nada.

En ningún momento me arrepentí de contar que tengo esquizofrenia, ya que me ha servido para aceptarla como una enfermedad como otra cualquiera y a aceptarme un poco más a mí misma. Si les demuestras que aunque estés enfermo sigues siendo el mismo y que no tienen nada que temer no tienen por qué rechazarte. Esto también puede ayudarles a tener información de la enfermedad y a darse cuenta de que no todos los que la padecen son extraños o asesinos. Animo a todos los esquizofrénicos que lo intenten al menos con sus mejores amigos porque es increíble el peso que te quitas de encima y lo bien que te sientes.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Nervios en verano

Estos días he tenido la cabeza llena de líos y los nervios a flor de piel. Es increíble la de cosas que pueden pasar en menos de una semana hasta llegar al punto de hacerme perder el sueño o el apetito en algunos casos.

Mi novio se va a Alemania este noviembre. Estoy disgustada porque fue algo que surgió de repente y que no me lo esperaba para nada. Rompí a llorar nada más decírmelo porque nos va genial nuestra relación y el que se vaya puede estropear muchas cosas. No van a ser 2 meses ni nada de eso (más quisiera yo), estaríamos casi un año separados y pasar de estar con él casi todos los días a no verle más me resulta tremendamente duro. Cuando quedo con él intento sonreír por el bien de nuestros últimos días juntos pero por dentro estoy profundamente angustiada.

Hemos acordado mantener la relación hablándonos todos los días por el Facebook e incluso nos llamaremos en alguna que otra ocasión. Yo pienso serle fiel pero sinceramente, no sé si él lo hará porque hará allí una nueva vida y la distancia enfría mucho la relación. No se me va el tema de la cabeza y todos los días estoy hablando de lo mismo.

Lo de mi novio me hizo reflexionar sobre Alemania e hizo que me diera cuenta de que me queda menos tiempo para que yo vaya, y eso que estoy contando con los días de clase y exámenes. Tengo una mudanza que organizar, tener toda la información bien atada y sobre todo, aprobar. Me estoy estresando ahora con eso y aún ni he empezado el curso.

Después está el tema de mi padre, que yo ya no soporto más ni su voz. Ya no le puedo ni mirar porque haga lo que haga o diga lo que diga, me va a gritar de todos modos. Es imposible hablar con él, a la mínima ya se enfada y cree tener siempre la razón, cosa que no se da cuenta de que eso no siempre es así. Mi madre y yo tenemos que hablarle del tema de Alemania y tengo miedo de que me niegue ir. Si se atreve a hacerlo, de verdad que no se lo podría perdonar nunca porque es un sueño que llevo teniendo desde los 12 años. He luchado mucho para poder hacerlo realidad y no pienso permitir que me lo arruine nadie.

Tengo la cabeza llena de cosas. Se supone que el verano es para divertirse, no para comerse la cabeza con todo esto. Las noches son un suplicio porque me cuesta dormir y pienso demasiado en vez de relajarme y descansar. Quizás deba darle menos importancia a las cosas.

lunes, 19 de agosto de 2013

¿Y ahora de quién me fío?

A pesar de tener esquizofrenia, soy consciente en que hay algunas cosas que reconozco que forman parte de mi imaginación, otras en las que tengo dudas y algunas en las que afirmo que no me equivoco. No todos los pacientes se plantean si lo que sucede es de verdad o mentira, e incluso me sorprende llegar a ese punto.

Desde que te dicen que tienes esquizofrenia es como si ya no supieras de quién fiarte. Voy por la calle y siento que me persiguen, me critican o se ríen de mí y mis amigos me dicen que no está pasando nada de eso y que son cosas mías. Es tan fuerte la sensación que resulta casi imposible creer a mis amigos porque a veces creo que me lo dicen para que no arme un escándalo.

Cuando me pasa algo así yo ya no sé si es verdad o si es un delirio, muchas veces tengo claro que no me equivoco y otras dudo en qué pensar. En la facultad la gente me mira de forma extraña y creo que planean algo contra mí, pero mi novio insiste en que es algo absurdo. Quiero creerle pero tengo miedo de que luego me pase algo malo y que sea tarde para hacer nada. Que tenga esquizofrenia no significa que siempre tenga que estar equivocada.

Me siento vigilada aunque esté completamente sola, siento que alguien me está escuchando u observando, vigilando todos y cada uno de mis pasos. Siempre estoy tensa y en la calle no paro de analizar a la gente que hay (miradas, gestos, formas de caminar, comentarios en voz baja...), a veces bajo la cabeza porque me siento avergonzada. Mis amigos y mi familia dicen que eso es de mi imaginación pero yo no lo creo así, ellos también se pueden equivocar, lo que pasa es que como le dan menos importancia a eso, pues no se fijan tanto como yo y dudo mucho que me pase los días delirando. El enfermo no tiene que estar siempre en la postura errónea, ¿o sí?

A veces reconozco que me equivoqué. Gente que pensaba que conspiraba contra mí acabó incluso ayudándome. Este tipo de cosas me hace dudar más de lo que pienso y de lo que me aconsejan los demás. Hace que me encuentre entre el oleaje y la arena. Es demasiada confusión para una persona tan complicada.

De momento lo que haré, será fiarme de lo que yo piense hasta vea lo contrario. No porque no me fíe de mis amigos, sino porque tengo demasiado miedo de arrepentirme.

domingo, 18 de agosto de 2013

Lo mejor de la esquizofrenia

Tardé meses en darme cuenta de que la esquizofrenia puede ser tanto tu amiga como tu enemiga. A veces la considero una persona a la que tengo interés en conocer y otras veces me dan ganas de escupirla a la cara. Parece mentira pero la esquizofrenia también tiene sus cosas buenas y lo mejor es recordarlas cada vez que me desanimo y la culpo de todos mis males.

Cosas buenas desde mi punto de vista:

1.- Imaginación desbordante: Nadie tiene mejor imaginación que un esquizofrénico o bipolar. Comparando el arte de una persona sana con la de un psicótico, ésta última tiene un encanto tanto siniestro como único y especial. No hay nada más maravilloso y poderoso que una viva imaginación, que nos haga escapar de este mundo o plasmarlo para que todos puedan ver desde tus ojos.

2.- Detallistas: Una cosa que me he dado cuenta desde el periodo que llevo con la enfermedad es que consigo fijarme en cosas que los demás no pueden. No sé si será cosa de la extensa imaginación, pero es algo que llegó a ayudarme en un par de ocasiones.

3.- Autosuperación: La esquizofrenia tiene muchas cosas que pueden frenarte de verdad (distracciones, aislamiento, alucinaciones extrañas, voces que nunca se van e incluso demencia). Todo eso puede desencadenar graves problemas, de los cuales la mayoría no se recuperan. Luchar contra las alucinaciones y demás síntomas es una tarea muy dura a la que nos enfrentamos día a día sin descanso.

Aunque parezca eterno, complicado e inútil, sé de personas que se han recuperado y han llegado a estar incluso mejores que antes de enfermarse porque supieron afrontar grandes obstáculos cuya intención era frenarles sin piedad. A mí también me resulta muy difícil, sobre todo cuando veo que va a peor. El ver a personas que se han recuperado y darme cuenta de lo bien que están, me anima a seguir luchando pese a que tropiezo con mucha facilidad, porque detrás del túnel hay una luz y yo quiero alcanzarla.

El diagnóstico

Resulta impactante sentarte en el asiento de la consulta y mirar a los ojos al médico mientras de su boca salen las palabras "esquizofrenia paranoide". Es como si a partir de ese momento todo empieza a cambiar y a volverse más confuso de lo que estaba. Antes me fiaba únicamente de lo que yo pensaba y ahora no sé a quién debo escuchar.

Recuerdo apretar los puños y retener las lágrimas para no montar un drama. Nadie puede imaginarse que esto podría pasar alguna vez, es como esos momentos en los que dices "bah, eso jamás me pasará" y luego ocurre de repente. Fui a psiquiatría porque todos mis amigos notaban que me comportaba de forma extraña mientras yo me justificaba diciendo que era mi forma de ser. Más adelante supe que tenía un problema: me estaba aislando demasiado, lloraba todos los días por cosas de poca importancia, tenía tanta ansiedad que me arrancaba el pelo o arañaba las paredes, veía monstruos todos los días que me amenazaban y tenía una enorme desconfianza hacia todo el mundo...

Me costó admitir que pasaba algo y que me estaba devorando cada vez más deprisa. Pensé que si todos me lo decían era por algo, así que decidí acudir a una psicóloga para confirmar cosas. No llevábamos ni 5 sesiones y ya me recomendó ver al psiquiatra porque consideraba que mi problema era muy importante. Yo acepté diciéndole "vine aquí para saber qué me pasa, así que no me echaré atrás".

Tras un par de visitas, el psiquiatra me diagnosticó:

- Esquizofrenia Paranoide
- Depresión
- Ansiedad no especificada
- Trastorno Esquizoide
- Trastorno Borderline

Tuve que esforzarme mucho para no llorar en aquel momento y pensar en cosas como "quise saber lo que tenía y ya lo tengo, ahora toca cambiarlo". No diré que ha sido un diagnóstico fácil de aceptar, sino muy difícil: ya no sabía si fiarme de mí misma, no sabía si todo son cosas mías o si es la realidad. Daban ganas de esconderse en una habitación vacía, cerrar la puerta con llave y llorar a oscuras durante horas. Pero delante del médico, decidí ser fuerte y aceptar firmemente aquellas enfermedades y probar si el tratamiento hacía efectos positivos.

Aceptar una esquizofrenia es muy duro y quizás una de las cosas que jamás podrían olvidarse. Reflexioné sobre la enfermedad, decidí buscarle aspectos positivos, aceptarla como algo que forma parte de mí y utilizarla a mi favor.

Desde luego que no es nada fácil, pero lo único que sé es que hacen falta dos incógnitas para esta ecuación: voluntad y paciencia.

viernes, 2 de agosto de 2013

Consejos para no escuchar voces

A menudo escucho voces que me echan la culpa o me amenazan constantemente diciéndome que "jamás lograré nada en la vida", "que soy inútil" y que "dentro de poco voy a morir". Es muy desagradable convivir con esto casi a diario, ya que me interrumpe mientras estudio, me cambia el estado de ánimo o me fuerza a tener miedo y llorar.

Las puedo escuchar como si fueran voces de cualquier otra persona, lo cual lo hace más difícil de distinguir. A veces consigo darme cuenta de si son reales o no y en otras ocasiones no lo tengo tan claro y me dejo llevar por ellas. Es duro para aquellas personas que lo sufren, por eso a partir de mis experiencias con las voces, he pensado que debería dar unos consejos a aquellas personas que estén pasando por lo mismo que yo.

1.- Tápate los oídos. Resulta demasiado simple pero es bastante útil. No hará que la voz se vaya pero te hará saber más o menos si es real o no. Si es una alucinación, sonará también dentro de tu cabeza cuando te tapes los oídos. Repito, esto no es del todo cierto, a veces puede fallar o es más difícil de percibir.

2.- Escucha música. Todos los días a casi todas horas estoy escuchando música con los cascos para no oír las voces desde fuera. Si me amenazan con algo o intentan echarme la culpa, escucho música que me anime un poco y me recuerde a mis amigos o me haga pensar en otras cosas. Repite esto hasta que te sientas con la suficiente fuerza como para poder andar sin la música puesta.

Esto te ayudará a no darles importancia, mantenerte de buen humor y a ignorarlas. Recuerda, lo peor que puedes sentir por alguien es la indiferencia.

3.- Si estás estudiando y no puedes escuchar música porque te desconcentras, estudia fuera. Parece que no, pero parece que a las voces les encanta poblar cada vez que uno va a la biblioteca o necesita mayor concentración. Son como una especie de jaula para voces. Evito estudiar en ellas o en sitios que me cierren demasiado a los sonidos externos porque es mucho más fácil oírlas y muchas veces acabé saliendo de la biblioteca sin estudiar nada o llorando por sus amenazas.

Ahora lo que hago es estudiar en algún lugar que tenga césped o pase algún que otro coche o se oiga a pocas personas hablar. Te distraerá lo suficiente como para no oírlas y tampoco pierdes la concentración mientras estudias. Sitúate en un lugar donde no se oiga ruido intermedio, ni demasiado ni casi nada. Parece que no, pero hasta te olvidarás de que las estabas escuchando.

4.- Intenta contradecirlas. A las voces les encanta convencer, no hay nada que les guste más que eso. Son crueles y egoístas siempre que están ahí. No olvides que son como personas malas que quieren hacerte daño.

Defiéndete de cada cosa que te digan, dales a entender que no siempre tienen razón. Si insisten en que nadie te quiere, diles que tienes a gente a tu alrededor que te quiere mucho. Si dicen que eres un inútil, diles que eres capaz de hacer muchas cosas y que sólo necesitas tiempo. Si te amenazan con que te autolesiones, diles que ellas no son dueñas de tu cuerpo.

Esto no siempre funciona, muchas veces consiguen convencerte les digas lo que les digas. Hay que responderles con firmeza, seguridad, sin miedo y debes creer en cada cosa que les respondes. En caso de que no funcione o si ves que son muy fuertes aún, ignóralas escuchando música.

5.- Distráete. Aquellas personas que me conocen saben que llevo casi siempre un coletero en la muñeca para jugar con él siempre que tengo voces a mi alrededor y no dispongo de música. Llévate algo que te pueda tener entretenido, haz algo que te mantenga con la mente ocupada.

Una cosa que suelo hacer mucho es irme de tiendas aunque no compre nada (escucho música bien alta, me pruebo cosas nuevas, miro qué novedades hay...) parece una estupidez pero ayuda más de lo que imaginas. Sales de ahí como si hubieras ido a una terapia y cuando recuerdas lo que te decían las voces, ya no consigues darles la misma importancia.

Espero que estos consejos hayan sido útiles. No soy una experta ni nada de eso, yo también las sufro y no es tan fácil quitárselas de encima pero me pareció buena idea poder compartir mis soluciones para ayudar a quienes pasan por lo mismo. A medida que vaya escribiendo, citaré más consejos y experiencias.





La medicación

Resulta duro pasar por un psicólogo y que luego te sugieran que necesitas ayuda psiquiátrica. Sabía que me encontraba mal pero no supe que podría llegar a tanto, ya que no soy consciente de la gravedad de los actos.

Fui diagnosticada de depresión, esquizofrenia paranoide y ansiedad generalizada.  Por una parte me creo que estoy enferma y por otra pienso que los demás son los enfermos y no yo. Todos mis amigos me habían sugerido que necesitaba ayuda psicológica porque según ellos tenía comportamientos que consideraban extraños. Yo no estaba convencida de que lo necesitara pero les hice caso para intentar demostrarles que yo no lo necesitaba, que es el mundo el que está enfermo y yo sólo soy víctima de ello. Al parecer creo que la que está mal soy yo.

Aún le doy vueltas y todavía no me creo que tenga esas 3 horribles cosas. No es algo que imagines nunca que vayas a tener. Ya no sé qué es real o qué no lo es. Me dicen "la realidad son cosas que se perciben por los sentidos" y yo a eso respondo que oigo voces o veo cosas como si fueran reales, así que esa respuesta no es que me ayude mucho a distinguirlo.

Aún no tengo muy claro qué es la causa de todo, porque se me ocurren muchas cosas y tampoco es que me fíe del todo del diagnóstico. Me preocupa tener que ir a psiquiatría y también me preocupa no asistir a las sesiones. El médico es muy amable y bastante paciente conmigo. Eso ya es todo un logro, aguantarme a mí ya es demasiado pedir. Me ha recetado medicinas desde el primer día que nos vimos:

- Risperidona: para el trastorno límite y la esquizofrenia.
- Venlafaxina: para la depresión e impulsividad.
- Sertralina: para la depresión, angustia y sentimiento de culpabilidad.
- Gabapentina: para la ansiedad y los problemas de sueño.

Todas las medicinas me dan muchísimo sueño pero tampoco acabo como si estuviera drogada. Tengo la impresión de que gracias a ellas puedo ir viviendo poco a poco aunque aún no tengo del todo claro que el problema sea yo.

Mi familia. Mi prisión.

Suena mal que de entrada ponga ese título, e incluso en parte me duele calificarlo así pero me propuse escribir todo lo que sentía, así que eso es lo que pienso hacer de ahora en adelante.

Vivo en Tenerife, un lugar que medio mundo ni sabe que existe. Siempre me ha dado vergüenza decir que provengo de un lugar donde puebla el retraso moral, la soberbia, el lenguaje soez y la ignorancia por excelencia. Señoras y señores, ¡Bienvenidos a Canarias! Siempre que tengo que registrarme en alguna página, pongo que provengo de Rusia, Alemania u otro país.

Jamás me he sentido encajada aquí. No siento orgullo hacia este lugar, lo repudio con toda mi alma. Encima fui a parar a una de las peores zonas de esta infernal isla, la cual no nombraré, no merece ningún protagonismo. Cada día sueño con escapar de aquí, cierro los ojos y despierto en otros lugares donde el sol brilla sin quemarte, donde la gente te tiende la mano en vez de escupirte, donde todo se hace realidad. Despertar de ahí para parar a este lugar me supone una profunda depresión, es como una jaula y me hace pensar que jamás saldré de aquí, que mi vida se limita a vivir encerrada en esta isla en medio de ese asqueroso charco al que se le conoce como Océano Atlántico.

El año que viene pienso irme a continuar mis estudios en Alemania. Estar aquí me deprime porque aparte de que no me gusta me siento encerrada. Este lugar no es para mí, quiero salir y conocer gente nueva, vivir experiencias que aquí no se pueden tener, quiero estudiar en una buena universidad y no en una donde los profes dan las clases leyendo un powerpoint.

Mi padre prácticamente se ha desentendido de mí y mi madre se preocupa demasiado. Mi padre sólo me habla para echarme broncas por cosas meramente estúpidas o me llama porque se le marca mi número en el móvil por accidente. Personalmente, dejé de tener padre a los 9 años. Mi madre tampoco le aguanta y quiere divorciarse pero no tiene la suficiente iniciativa de hacerlo. Es por eso por lo que tengo tantas ganas de irme a Alemania, porque ellos llevan así incluso antes de que yo naciera y sé que el día de mañana no van a hacer nada. Es un cúmulo tan grande que ya no puedo soportarlo, casi no podemos mirarnos a la cara, nos contestamos mal y hay mucha tensión.

Me siento atrapada en dos jaulas, las cuales se llaman "Tenerife" y mi "familia" y mi llave es "Alemania". Mi madre tiene demasiado miedo de que me vaya yo sola. Entiendo que tenga miedo pero algún día tengo que salir de aquí y ella aún no puede entenderlo. No comprende que estas situaciones me obligan a abandonar este lugar. No estoy bien, tengo depresiones constantes y cada vez estoy yendo a peor. Siempre que me habla del tema es para decirme cosas malas, en vez de ayudarme o apoyar mi idea, que aunque diga que me apoya, tampoco es que lo demuestre mucho.

Sé que hay familias y lugares mucho peores que el mío, pero eso no quita que lo esté pasando mal. Cada día lucho con más fuerza para poder iniciar una nueva vida y pienso seguir así hasta poder conseguirlo.

viernes, 19 de julio de 2013

Las personas que más me soportan

A veces me pregunto cómo mis amigos y mi novio pueden soportar mis actitudes, mis hábitos extraños o mis explosivos cambios de humor. No diré que no han habido problemas porque no es del todo cierto y aseguraré que con unos tuve más  que con otros.

Lo que más me gusta de ellos es que a pesar de todo eso, han sabido estar ahí mientras otros se limitaron a estar al margen de mi alcance. Me encantaría poder hablar un poco de cada uno, ya que a medida que vaya escribiendo les iré mencionando. La mayoría de ellos les conozco desde hace ya sus años y eso que no era una persona muy sociable, que digamos.

Miriam es una persona muy serena aunque algo nerviosa. Me encanta porque no es orgullosa y porque a pesar de que no nos veamos mucho siempre sé que puedo contar con ella. Estaba en un grupo de amigas pero nunca llegué a interactuar con ella hasta que nos pusieron juntas en un trabajo y pudimos intercambiar conversaciones que, al cabo de unos días, se fueron haciendo cada vez más divertidas.

A Sara la conocí cuando fui a hacer parkour por primera vez hará ya unos 4 años. Fue la primera persona del grupo con la que conseguí hablar, aunque con algo de timidez. Perdimos contacto hace un año pero volvimos a retomarlo y últimamente hemos estado saliendo. Me encanta porque es muy divertida, es una persona a la que se le pueden confiar muchas cosas y que siempre consigue sacarte una sonrisa.

A Bárbara prácticamente la conozco desde siempre. Ambas estábamos de acuerdo en que la comida del comedor del colegio era asquerosa, así que tan solo el estar de acuerdo en eso nos unió. También perdí contacto con ella porque había cambiado de instituto y cada una estaba iniciando una nueva vida, pero hemos vuelto a contactar desde hace ya años y no sé qué haría si no la tuviera conmigo. Es la más divertida en las fiestas y lo que me encanta es que siempre causa algún disparate sin quererlo.

A Samuel le conocí más o menos en el mismo tiempo que a Bárbara y también por el mismo motivo. Solíamos jugar juntos durante horas y siempre me reía de sus comentarios graciosos. A veces es un poco pesado pero aún así es un amigo muy especial. Confío en él en todo momento y nos damos los mejores consejos en cada circunstancia.

Por último, mi novio Aron se ha convertido también en una persona muy importante. No sólo es mi novio sino también uno de mis mejores amigos, con quien puedo hablar de todo, reírme y con quien puedo contar en todo momento. Está en la misma carrera que yo, así que nos vemos a menudo y, a pesar de nuestros problemas, siempre hemos sabido llevar la relación. Le quiero un montón.

El Océano de Aguas Negras

Todos tenemos un mundo. Un mundo en el que refugiarnos y sentirnos a salvo ante cualquier amenaza que nos supone el que tenemos presente. Un día somos épicos héroes que luchan contra dragones y abominables bestias. Otro día somos personas con grandiosos poderes con los cuales podríamos salvar el mundo en un abrir y cerrar de ojos, o en otras ocasiones vivir aventuras en un lugar diferente más allá de la imaginación humana.

Somos los héroes de nuestra perspectiva acerca de este mundo, aventureros sin fronteras ni obstáculo alguno. ¿Pero hasta dónde es capaz de llegar esa imaginación? ¿Nos absorbemos en él de tal forma que puede tenernos completamente ciegos? ¿Quizás estemos sobrepasando el límite que separa la cordura de la locura? El mundo es un lugar peligroso, pero lo es más cuando no sabes en cuál de ellos estás. Y es ahí cuando la esquizofrenia te sumerge en lo más profundo de sus mares de agua negra y toma posesión de tu cuerpo; tu alma, tus amigos, tu pareja, tu familia, tu forma de vida y tu trabajo; convirtiéndote en un ser que deambula entre lo desconocido y con la mirada vacía.

Ese mundo en el que me escondo se llama Duurmia; de extensos bosques, niebla casi permanente y extraños paisajes pero a la vez intrigantes. No quiero entrar de momento en detalle acerca de cómo es ese lugar tan especial en el que me llevo refugiando desde los 6 años, esperando y creyendo con todas mis fuerzas que algún día fuera real. Primero empezó por el simple deseo de querer escapar de la realidad a la que me sentía obligada a vivir, llena de monotonía y carente de sentido alguno. Luego se convierte en una necesidad, y por último, en una realidad.

Dicen que para todo hay un remedio pero ¿habrá alguno para mí? Yo no soy como los demás a pesar de que la gente diga lo contrario. Siempre he sido diferente o me he sentido como tal, debido a cómo me trataban desde el colegio y a partir de ahí es algo que supe que conviviría conmigo de por vida.

Muchas veces me he preguntado si existirá alguien como yo en este extraño mundo. Por eso he creado este espacio en el que compartir mis experiencias y mi convivencia con esta enfermedad, ya que me ha costado encontrar experiencias cercanas a las mías que hayan podido orientarme un poco. Espero que aquellos que se sientan como yo sepan que no están solos en este océano de aguas negras al que yo llamo "esquizofrenia paranoide".